martes, 28 de julio de 2015

El tesoro de Moctezuma.

El día 8 de noviembre de 1519, Cortés y sus aliados, entre ellos los Tlaxcaltecas, entraron al centro del imperio tenochca; Tenochtitlan. Moctezuma II y la nobleza mexica, lo esperaban en lugar conocido en ese tiempo como "Huitzilan". Cortés bajó de su caballo para abrazar a Moctezuma, pero  Cacamatzin, de Texcoco, y Cuitláhuac, de Iztapalapa, lo impidieron, el soberano Mexica era intocable. Los príncipes aztecas, le colgaron a Cortés un collar de caracoles del que pendían camarones de oro, luego, Hernán Cortés fue hospedado en el palacio de Axayácatl, en el centro de la isla-ciudad.

Poco después, a los españoles les surgió la idea de construir una capilla, Moctezuma, desde luego, se había negado a erigirla en el Templo de Huitzilopochtli, resolvieron levantarla en su alojamiento, previo permiso del emperador. Buscando los capitanes el mejor sitio para emplazarla, un soldado que era carpintero notó en una pared la existencia de una puerta tapiada y encalada de hacía pocos días, entonces recordó que se murmuraba que en aquellos aposentos, Moctezuma tenía depositados los tesoros que había ido reuniendo su padre, Axayácatl. Allí entraron Cortés y algunos de sus capitanes,  tras la vista de un enorme tesoro, Cortés ordenó que se volviera a tapar. Empezó a inquietarles la posibilidad de que fueran asesinados[1]. 

La matanza del Templo Mayor

Matanza del Templo Mayor. Pintura contenida en el Códice Durán.
Cuando Cortés, tuvo que ausentarse para enfrentar a la expedición de Pánfilo de Narváez, dejó como sustituto a Pedro de Alvarado, al cargo de una compañía de 80 Los combates entre mexicas y españoles duraban ya una semana, los españoles y sus aliados indígenas estaban cercados en el palacio de Axayácatl y sus alrededores casi sin alimentos, por lo que decidieron huir al punto de la medianoche del 30 de junio de 1520. Cortés dio la señal de partida y bajo la consigna de silencio, también  ordenó cargar todo el oro que fuera posible, separando el quinto del Rey -una quinta parte del tesoro que debía entregarse a Carlos I de España y V de Alemania-, encomendó el transporte de esta parte a los oficiales del monarca Alonso de Ávila y Gonzalo Mejía. Lo restante del botín, que en total superaba los 700.000 pesos de oro, Cortés dispuso: «Los soldados que quisiesen sacar de ello, desde aquí se lo doy, como ha de quedar perdido entre estos perros». Muchos soldados se lastraron de oro hasta las cejas. Otros, como Bernal[Del Castillo], fueron más prudentes: «Yo digo que no tuve codicia, sino procurar de salvar la vida, mas no dejé de apañar de unas cazuelas que allí estaban unos cuatro calchuis, que son piedras entre los indios muy preciadas…» marcharon por un puente de canoas en dirección a Tlacopan (Tacuba) sigilosamente, cuidando del relincho de los caballos. Al llegar al canal Tolteca Acaloco, una anciana mexica que había salido a tomar agua en un cántaro advirtió la huida de los españoles y avisó a los guerreros aztecas. Pronto empezó a sonar el tambor de piel de serpiente del templo de Huitzilopochtli y los españoles se vieron rodeados por miles de embravecidos guerreros. En cuestión de minutos la laguna que rodeaba México-Tenochtitlan hirvió de canoas repletas de nativos armados de lanzas y flechas, en tanto desde las azoteas miles de guerreros atacaban la retaguardia, otros nativos cortaron los puentes a tierra firme, que estaban hechos de canoas amarradas unas con otras.

Se dice que lograron salvarse los soldados que prefirieron deshacerse de las joyas y oro que cargaban, en tanto que muchos de los que iban lastrados por armadura de acero, barras de oro y joyas murieron ricos. Pero también hay aquí algo de leyenda: en una batalla nocturna sobre una calzada estrecha trazada sobre el agua y atacados por miles de enemigos, a la vez por ambos flancos y por la retaguardia, la salvación sólo pudo proporcionarla el valor o la suerte. El mismo Alvarado fue salvado por Martín de Gamboa que lo subió a la grupa de su caballo y que declararía luego que éste llevaba únicamente una armadura de algodón de confección mexica y su espada toledana al cinto. Hombres y caballos se ahogaron en las acequias y pozas, se perdió la artillería, los indígenas aliados de Cortés fueron masacrados (el término es exacto, de más de mil tlaxcaltecas aliados sobrevivieron apenas un centenar) y la mitad de la tropa española quedó muerta y heridos casi todos los demás (Bernal Díaz del Castillo afirma que murieron seiscientos cristianos, más de la mitad de la hueste de Cortés). Se afirmó que el 90% del producto del saqueo del tesoro de Moctezuma se perdió.

Referencias:
 
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Noche_Triste
[2] http://www.abc.es/historia-militar/20130621/abci-noche-triste-hernan-cortes-201306171248.html

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