25 de abril
La existencia de una red subterranea de comunicaciones en la Ciudad de
Puebla no es un asunto de suposiciones, leyendas o versiones, porque
aun subsiste, está probado.
La construcción, por falta de fuentes de información, no se puede precisar en fechas, tampoco su finalidad.
Se trata de una serie de pasadisos[sic] subterráneos, desiguales en altura y
ancho, por los que se podía caminar desembrazadamente; partían de un
edificio y le unían a otro, de este a otro más; no fué una serie de
subterráneos directos de uno a otro punto. Así, desde la Catedral había
un túnelque llegaba al templo de la Compañía, de este se prolongaba a
uno de los fuertes del cerro de Belem e iba a terminar al otro fuerte;
otro desde la Catedral al convento de Santo Domingo. Esta red de
comunicaciones subterráneas figura en el plano que insertamos.
Sobre la data de la construcción, que indudablemente se hizo en sigilo,
hay la hipótesis de que sea a fines del siglo XVII o principios del
XVIII, concordando con las construcciones de los tem-plos unidos por
dicha red.
La comunicacion a los baluartes de Loreto y Guadalupe en
el cerro de Belem, antiguo San Cristóbal que se ha dado en llamar de
Loreto y Guadalupe siendo uno realmente, y en el antiguo cerro de
Centépec - San Juan -, convertido totalmente en la Coloni[a] "La Paz", nos
indica que su propósito no solamente fué religioso, si no que también
tuvo finalidades militares, pese a que ningún historiador, de ninguna
época, digamos partes militares de operaciones o, al menos, sencillas
notas que hagan referencia del empleo de esas comunicaciones.
Sin embargo, es evidente la existencia de esa red de comunicaciones, que
tuvo posible uso con alguna frecuencia hasta antes de nuestro siglo;
posteriormente durante los trabajos de construcción del drenaje en 1930,
al derribar vasias casas para nuevas construcciones, o para simples
reconstrucciones los subteráneos fueron cegados.
No obstante
como ya asentamos, quedan aún pruebas de su existencia, en las que
nosotros hemos penetrado, hoy aprovechados para otros usos como en las
iglesias del Carmen y La Merced, donde están convertidos en osarios.
Afirmamos que la red subterránea de comunicaciones construidas en la
Ciudad de Puebla pertenece al pasado, ya no existe en su integridad y
los tramos taponeados no tendrán ya utilidad.
Enrique Cordero y Torres - Historia Compendiada del Estado de Puebla Tomo I págs 180 - 181
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